Jorge Valle se pregunta: ¿un lugar en el mundo?
24 abril, 2018¿No te pasa que los lugares más simples y cercanos a tu casa te agrandan el corazón de la misma manera que los sitios donde vives grandes aventuras remotas y aisladas? ¿No te pasa que cuando estás en las montañas de siempre deseas lejanas aventuras y cuando estás en ellas añoras aventuras cerca de casa? ¿No te pasa que es muy difícil encontrar a los compañeros de aventura ideales? ¿No te pasa que cuando tienes a los tuyos cerca deseas viajar lejos y cuando viajas lejos deseas tener a los tuyos cerca? ¿No has sentido nunca que ese lugar en el mundo donde estuviste fue lo que fue por las
personas con quien lo compartías? ¿Te has despertado algún día con el sentimiento de que nunca es suficiente escalada o viaje y otros días con el sentimiento de lo mucho recorrido?
+8000 nos ha encargado a todo el equipo la difícil tarea de escoger nuestro lugar favorito en el mundo. ¿De verdad que se puede tener uno? Alpes, Pirineos, Andes, Noruega, Islandia, India, Pakistán, Nepal, Himalaya, Siurana, Galayos, Circo de Gredos, Utah, Yosemite, California, Alaska, Bolivia, Sicilia, Omán, Jordania, Montrebei, Ordesa, Rodellar, Margalef, Montanejos, Chulilla, Portugal, USA, Red Rocks, Picos de Europa, Dolomitas, Austria, Ben Nevis, Rusia, Kirguistán, Turquía, Marruecos, Talembote, Valle de Arán, Georgia, Australia, Tasmania, Nueva Zelanda, Rolwaling, Gavarnie, Kandersteg, Montserrat, Meteora, Canadá, Rocosas, Chamonix, Zermatt, Grindelwand, Piz Badile, Mallorca, La Pedriza, The Needles, Zanskar…
Viajar es una palabra muy privilegiada para los que podemos hacerlo unido a nuestra pasión por la montaña y para cada uno de nuestros lugares favoritos en el mundo hemos encontrado un compañero ideal de fatigas: las prendas técnicas de más 8000. Qué mejor forma de empezar un viaje con un buen vino sobre la mesa el día anterior a una semana de “anticiclón” en casa de nuestro amigo valdostano Fabio Treves.
¿Dónde podemos calmar el hambre de aventura y de lugares en el mundo un puñado de alpinistas? Esta vez junto a Samuel Ortega y el gigante italiano Tomas Franchini hicimos una parada en la biblioteca de la ENSA en Chamonix para recoger información. Emborrachados de opciones decidimos intentar encadenar varias vías de escalada en el granito dorado de la vertiente sur del Mont Blanc en los Alpes aprovechando las condiciones favorables descritas por el guarda del refugio Monzino. Los itinerarios escogidos fueron la Directísma de Gabarrou-Long y la Bonatti-Oggioni uniendo la larga arista de Brouillard hasta la cima del Mont Blanc. Además regresamos al coche por la vía “normal” italiana o del Papa para conocer una posible alternativa de ascensión para nuestros clientes. Plasmado todo en unas pocas palabras parece sencillo, pero para ello tuvimos que emplear un día entero para superar el desnivel por glaciares y aristas nevadas hasta la diminuta cabaña metálica de Grassi, una canoa anclada en la inmensidad del Brouillard. Desde este trono, celebrándolo con un sobre de sopa en polvo, pudimos ver que el acceso a los glaciares presentaban buenas condiciones, cuestión que en este tipo de escalada es muy importante siendo lo que te hace renunciar la mayoría de las veces. El tiempo se desvaneció rápidamente preparando la mochila entre cuerdas, crampones y muchas dudas.
Nos esperaba muchos metros de escalada a 4000 metros de altura en uno de los mejores granitos de Alpes y no dudé en apostar por el pantalón Shatior elástico perfecto para todos los movimientos que nos exigirían fisuras y diedros. Como primera capa vestía una camiseta Reclus muy polivalente para la aproximación por prados alpinos bajo el sol. Para abrigar y complementar en altura escogí la Portofino de manga larga, transpirable y con capucha que protege del sol rabioso la piel de la nuca y la cara con su capucha. Esta combinación te permite concentrarte al máximo en la escalada en un lugar que aunque es muy alto tiene largos días con insolación y calor. Durante la ascensión hicimos paradas estratégicas para derretir la nieve llenando nuestras botellas con el agua necesaria para hidratarnos y qué mejor chaqueta para abrigarme que la Cerredo de plumas, ligera y compacta siempre lista en el fondo de la mochila. Unas barritas duras abrieron el estómago cerrado y comenzamos a deshacer la arista rota e interminable que teníamos delante hasta el techo de Europa. Ya sumábamos varios días totalmente aislados del mundo con las únicas noticias de más roca descompuesta, nos estaba resultando este tramo más difícil que el granito sólido del pilar. Salieron los primeros síntomas de fatiga por la altura a pesar del ritmo tranquilo dejando atrás el filo que puso a prueba nuestro equilibrio, no hay forma más bella de alcanzar una cumbre que por su arista. Una ligera brisa de sur nos dio la bienvenida en la cumbre y embriagados por el esfuerzo nos hicimos juntos una foto para tener un testigo de los millones de segundos vividos intensamente. Como siempre nos quedaba volver a los brazos del valle. Hemos sumado otro lugar
favorito en el mundo tratando de perseguir lo inútil. La mochila ya no contenía ni más agua, ni más comida ni más gas, solo una bola negra arrugada, la chaqueta impermeable y arrugada Anapurna.