Eukeni Soto nos descubre su rincón favorito
8 febrero, 2018Elegir una montaña entre las que he escalado no es tarea fácil… ¿elijo la más alta? ¿La más difícil? Hoy siento lo que quiero escribir pero no consigo que la palabra trasmita estos sentimientos.
Ya es otro día… pero donde mejor fluyen las ideas y el romanticismo sobre las montañas es caminando bajo las estrellas, aproximando a una gran pared, la imaginación se dispara ya sea por la soledad de la montaña o por el miedo a lo desconocido, de esto trata la aventura.
No quiero elegir una montaña ni por su tamaño ni por su dificultad, me gustaría elegirla por lo que me hace sentir, ¡la que me recuerda el porqué de la vida y me devuelve las ganas de vivir! Esto lo encuentro en la cara noroeste del Castro Valnera. Una pequeña montaña de 1718 metros de altitud en la parte más oriental de la cordillera cantábrica, en lo más profundo de la montaña pasiega. A pocos kilómetros del mar Cantábrico y cerca de casa. Lo que me permite en la temporada invernal cuando se viste de blanco poder visitarlo todas las semanas con los esquís de montaña y esquiarlo por sus caras sur y este. En cambio su cara noroeste necesita de unas condiciones muy especiales y son unos pocos días al año, los que se deja escalar. En esta pared de 700 metros encuentro la soledad y la dificultad justa para ir rápido, el terreno de juego perfecto. El abismo desde el tercio superior de la pared no deja nada de envidiar a las grandes paredes de Pirineos o incluso Alpes. Nuca hay nadie en esta parte de la montaña, la soledad es tal que pasas a formar parte de este mundo y la conexión con ella es tan grande que resulta imposible explicarlo con palabras.
Para escalar esta pared en un estilo rápido, necesito ropa que se adapte a mis movimientos, que me de libertad de movimientos y transpire a la vez que me de la protección necesaria frente al frío y la nieve. Así que como primera capa uso la camiseta térmica Rodero, como segunda el polar fino Treviño. Que me permite estar calentito y tener libertad de movimiento y como tercera capa, la que me protege del viento y la nieve sería la chaqueta Anapurna. En la parte inferior llevo los pantalones Tirol, elásticos y estrechos en la parte inferior con lo que consigo que no entre nieve sin llevar polaina. Todo ello, junto una mochila ligera hace el conjunto perfecto para poder moverte rápido por la montaña.